Existen tantos nombres de nutrientes, compuestos y alimentos que no conocemos y son esenciales para nuestra alimentación, que muchas veces los consumimos sin saber los beneficios que contienen o lo importante que son para nuestro cuerpo. Uno de ellos son los prebióticos.
Los prebióticos son los carbohidratos o fibra de origen vegetal que sirven de alimento para las bacterias “buenas” que habitan en nuestro cuerpo, brindándoles un ambiente apto para crecer y desarrollarse correctamente. Se podría decir que actúan como “fertilizantes” para las bacterias.
Estas son las sustancias no digeribles que se encuentran en los alimentos, y promueven la actividad de las bacterias beneficiosas para el intestino. Se puede identificar que un alimento es prebiótico si tiene las siguientes tres características:
- Es una sustancia que no se degrada, absorbe, ni descompone durante el tránsito del tramo digestivo superior (intestino delgado).
- Sufre de una fermentación bacteriana cuando llega al colon.
- Este tipo de fermentación es selectiva, es decir, que va a favorecer todo tipo de actividad y crecimiento de bacterias que únicamente ejercen beneficios positivos para la salud.
¿Cuál es la diferencia entre prebióticos y probióticos?
La principal diferencia es que los probióticos son los encargados de aportarnos bacterias exógenas vivas a la microflora y los prebióticos nos proporcionan los sustratos adecuados para que estas bacterias crezcan y se proliferen en el intestino.
Todo esto tiene lugar en el intestino grueso o colon.
Por lo tanto, una dieta balanceada de probióticos y prebióticos es ideal para mantener nuestra salud intestinal adecuada y equilibrada.
Beneficios de consumir prebióticos:
- Estimula y ayuda a la salud intestinal y su sistema inmunológico.
- Facilita a que algunos minerales se absorban de mejor manera y síntesis de algunas vitaminas.
- Ayudan a prevenir y controlar problemas digestivos tales como la diarrea o estreñimiento.
- Contribuyen a disminuir los triglicéridos en la sangre.
- Previene infecciones intestinales.
- Ayuda a disminuir la glucosa en sangre.
- Se ha vinculado con contribuir de manera terapéutica o preventiva en enfermedades como obesidad, cardiovasculares, alergias o diabetes.
- Mantiene un sistema gastrointestinal saludable.
- Mejora la digestión y la absorción de ciertos nutrientes.
- En los bebés, mejora su sistema inmunológico, disminuye la posibilidad de padecer alergias e infecciones tanto intestinales como respiratorias.
Los prebióticos tienen un gran potencial para ayudar a ciertas enfermedades como algunas patologías relacionadas al intestino del tipo infeccioso o alérgicas. Sin embargo, hacen falta estudios para identificar con seguridad qué tipo de prebióticos son los ideales para contribuir a este tipo de enfermedades.
Consecuencias de no incluir prebióticos en la alimentación:
- Tendencia a padecer más problemas digestivos.
- Se debilita el sistema inmunológico del aparato digestivo, por consiguiente, existe una mayor tendencia a tener enfermedades relacionadas con los alimentos (ETAS).
- Deficiencia de algunos minerales por una absorción disminuida.
¿Cuáles son los principales prebióticos?
Dentro de estos podemos encontrar:
- Fructooligosacáridos (FOS) o fructanos
- Maltodextrina
- Almidón resistente
- Lactulosa
- Galactooligosacáridos (GOS) de la leche materna
Principalmente, los prebióticos los podemos encontrar en alimentos de origen vegetal y en la leche materna. Veamos en qué alimentos los podemos hallar:
- Ajo
- Cebolla
- Alcachofas
- Plátanos
- Miel
- Trigo
- Avena
- Soja
- Legumbres
- Espárragos
- Puerro
- Centeno
- Chicoria
- Demás alimentos de origen vegetal
Algunos factores que pueden afectar la microbiota intestinal y por consiguiente, los prebióticos se les hará imposible ejercer su acción beneficiosa para la salud:
- Abuso excesivo de antibióticos y medicamentos
- Consumo desmedido de tabaco y alcohol.
- Estrés.
- Infecciones intestinales.
- Contaminación ambiental.
- Alimentación inadecuada.
Recuerda que la microbiota intestinal se adquiere desde que nacemos, por lo que, cada persona tiene una identidad bacteriana única y equilibrada, y puede ir variando según su estilo de vida actual.
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